Por más de seis años Pangea Fundación ha trabajado en la recuperación y puesta en valor de la construcción en tierra, desarrollando en esta ocasión un mural de más de 140 metros cuadrados en el terminal de buses del poblado.

Para uno de los mayores destinos turísticos de Sudamérica, San Pedro de Atacama, la pandemia ha generado una crisis profunda, afectando a sus habitantes más allá de solo el aspecto económico. La paralización del comercio y la industria de servicios ha obligado a muchos a reinventarse, buscar métodos de apoyo comunitario, dedicar tiempo a la agricultura, a la artesanía, a la espera de una reapertura plena que aún no tiene fecha definida.

Sin embargo, la ausencia de turistas ha permitido también a algunos particulares, hoteles y prestadores de servicios; los menos, implementar mejoras en infraestructura, reorganizar sus espacios y replantear su oferta. Mientras entre los habitantes surge la recurrente discusión respecto a la necesidad de buscar un nuevo modelo para la actividad, uno más ligado a la ancestralidad del territorio, que rescate las tradiciones de sus habitantes y ponga en valor la cultura.

En estos días, en el terminal de buses de la localidad se dan los últimos retoques al mural que estará a cargo de dar la bienvenida no solo al turista, sino también al habitante y usuario recurrente de este espacio. La obra, ejecutada por Pangea Fundación y sus amigos invitados de la organización Infinitas Conexiones, lleva por nombre “Tierra de Todos”, contempla la intervención de una superficie de 140 metros cuadrados y ha sido confeccionado con pigmentos en base a arcillas; tierras de colores que se recolectan en los alrededores de San Pedro y del Salar de Atacama, generando una paleta cromática con absoluta pertinencia local.

Unidad e integración

Marcela Serrano, directora de la fundación, aclara que la elección del nombre, así como también el diseño del mural son frutos de un proceso participativo, en el cual mediante talleres se identifican los elementos que deben estar presentes, en qué nivel de protagonismo y cómo se logra conservar e integrar un mural ya existente en el lugar. “Uno de los principales objetivos de nuestra fundación es el rescate y la puesta en valor de la construcción en tierra. El revoque fino es la última capa de desgaste de una vivienda de tierra; comenzamos a hacer murales con esta técnica en San Pedro hace varios años, para acercar a las personas a este tipo de construcciones. Uno de los primeros fue precisamente el que se encuentra en el terminal, de aproximadamente 30 metros cuadrados, que hoy se integra en este nuevo mural, de 140 metros cuadrados, un desafío en el diseño ya que algunos de sus elementos se extienden y desarrollan en esta nueva obra”.

Con respecto al proceso creativo que derivó en el diseño de la obra artística, Serrano agrega que los diálogos virtuales y talleres en línea previos llegaron a la conclusión que en el poblado existe un conflicto latente entre las comunidades originarias y los denominados “afuerinos”; habitantes de la comuna provenientes de diversos puntos de Chile y del extranjero, que se han avecindado producto del explosivo aumento de la actividad turística y las diversas oportunidades laborales que ello supone. “Las personas reconocieron la problemática de la xenofobia, los conflictos entre residentes y comunidades, entonces quisimos trabajar en torno a los conceptos de unidad e integración. El mural incluye a dos mujeres, una de rasgos europeos y la otra con rasgos atacameños, que intercambian alimentos. Además, hay varias grecas, elementos decorativos que repiten un patrón gráfico, que en este caso evocan diseños precolombinos y atraviesan el mural completo”, señaló.

Otro elemento que se integró sobre el antiguo mural, casi al centro de la superficie intervenida, fueron las constelaciones oscuras, que junto al cerro Kimal, y los volcanes Licancabur y Juriques “invitan al espectador a la libre interpretación”, agrega Marcela.

Los talentos tras “Tierra de Todos”

El equipo de trabajo base está compuesto por cuatro personas, a las que se sumaron para este proyecto cuatro voluntarios que residen en San Pedro y han participado en todas las jornadas. “Han sido unos voluntarios maravillosos,entre ellas y ellos: Felipe Cares, João de deus Aragao, Karol Ramírez, Paula González, Yorge Gerber, Máximo Siñiani”, destacó la directora de Pangea.

Santiago Naudon ha trabajado en varios proyectos de este tipo y es parte del equipo organizador de Pangea. Para él, lo colectivo del proceso artístico es lo que cautiva y motiva para cada jornada. “El mural me pareció increíble, es como la décima vez que participo en uno y cada vez es más entretenido, porque llegan más personajes a trabajar en él. Y también porque el arte está en ese compartir con la gente, más que en el mural en sí”, afirma.

Por su parte, Felipe Betancourt, voluntario que se ha sumado a la creación colectiva, es educador de artes visuales y artes escénicas, viajó especialmente desde la capital hasta el oasis del desierto para colaborar y en su experiencia destaca el uso de la técnica de pigmentos en base a tierras. “Ésta es una oportunidad única para transformar la práctica del muralismo chileno en una actividad creativa, con énfasis en el cuidado del medioambiente, como lo promueve y enseña Pangea”.

“Al desarrollarse in situ; en un terminal de buses con tanta actividad como éste, se comparte con la gente, sus distintas miradas, se reciben a diario las felicitaciones y la alegría de las personas, quienes se sienten de una u otra forma representadas en esta obra”, agrega.

Margarita Cáceres; arquitecta de profesión y artista de oficio, como se autodefine; pertenece a la fundación desde sus inicios, “junto a Pangea he participado en la realización de cinco murales, aunque con otras organizaciones también he trabajado en tres murales más, en formato taller. Desde el 2012 he estado explorando esta técnica de pigmentación con minerales, estos murales para mi han sido la oportunidad de ir profesionalizando mi hobbie y estoy muy contenta con los resultados”, comparte.

“El tema que se trata en el mural, volver a la tierra, cuidar las semillas, compartir los alimentos, volver al ayni, a ese concepto de reciprocidad que se vivía antiguamente en el ayllu y que con esto de la pandemia ha ido reviviendo, le da un toque especial”, agrega.

Naikari también forma parte del equipo creativo de Pangea, para ella “la fundación trabaja rescatando técnicas ancestrales, pero reutilizándolas en lo contemporáneo. Yo trabajo con tierras como materia para crear, desde la escultura, la cerámica, decoración de interiores, la bioconstrucción, pero nunca había participado de un mural de este tipo y en estas dimensiones. Esto es “arte rupestre contemporáneo” y me fascina la paleta de colores que se ha logrado, la amplia gama cromática que hay en este territorio, que hemos recogido en las cercanías de San Pedro”.

El mural “Tierra de Todos”, que contó con el aporte del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, por medio del Fondart Regional, línea de Creación Artística, será entregado de forma simbólica a la comunidad sanpedrina en una ceremonia que se realizará el sábado 12 de diciembre a partir de las 18:00 horas en el terminal de buses, junto al pueblito de artesanos.

El año de Pangea y lo que viene

“La Casa en el Ayllu” es el título del primer libro editado y publicado por Pangea Fundación, que vio la luz este 2020, llegando de forma gratuita a un conjunto de organizaciones y establecimientos educacionales de la comuna, pero que también está a la venta, con despacho, desde las redes sociales de la organización. Se trata de un levantamiento arquitectónico de la vivienda vernácula de San Pedro de Atacama, que busca reconocer y poner en valor el patrimonio material, amenazado ante el arribo de técnicas constructivas modernas, retratado y profundizado con relatos de quienes aún habitan e intentan preservar dicha tradición arquitectónica.

Pero los proyectos suman y siguen, ya que a partir del próximo mes comenzarán una campaña de regeneración del paisaje cultural en la comuna, que permitirá por medio de un aporte voluntario, apadrinar el costo de ladrillos de adobe con $2.000, los cuales vendrán a reemplazar cierres perimetrales que no tienen pertinencia local por tapiales. Generando trabajo local, rescatando tradición y cultura constructiva. Los detalles de éstos y otros proyectos pueden ser consultados en la web www.pangeafundacion.com

Vía: El Mostrador Cultura

 

Tags:

No responses yet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Latest Comments

No hay comentarios que mostrar.